Jacob.

El reloj marcaba las tres y cinco de la mañana cuando Andrés despertó de golpe entre sudores fríos, se sienta en su cama y se seca la frente con respiraciones profundas, ya se sentía harto de otra noche siendo atormentado. De la oscuridad profunda que poseía la pequeña habitación, sale su hermanito de una manera espectralmente silenciosa, sentado en su silla de ruedas y sin expresión alguna.
– ¿Otra vez? –Pregunta como si lo que acababa de pasar ya fuera una rutina del día a día.
– Si, otra vez, de verdad ya no lo soporto.
– Para que la próxima hagas un poco más de esfuerzo en salvarme. –Saca una pequeña sonrisa de forma picara, esta son las clases de comentarios que los niños hacen sin saber que son de muy mal gusto.
– No me molestes, sabes que si pudiera hacerlo lo haría, no hay nada que deseo más en el mundo, volver en el tiempo y… -Coloca sus manos en su cara evitando que salga cualquier lagrima, de verdad, el adolescente casi adulto ya había sobrepasado su límite.
– Evitarías el accidente.
– Si… -Se vuelve a acostar, desalentado, sabía que no podría volver a dormir, pero, buscaba un poco de paz interior.
– No tienes porqué atormentarte, me gusta mucho el hecho de tener siete años para siempre. –Intenta hacer sentir mejor a su hermano.
– No es mi decisión hacerlo. –Miraba al techo, aunque solamente veía oscuridad.
– Entonces, ¿Por qué ocurre?
– Créeme, si lo supiera ya hubiese hecho algo para que parase. –Responde de mala gana a la pregunta.
Andrés pasó la noche acostado mirando una esquina de la habitación, vio pasar el alba, la mañana, la tarde y no se levantó, no tenía ganas de nada ni tampoco quería ver a alguien, solo quería pasar su miseria entre pensamientos, dando mil vueltas en la cama queriendo mejorar su vida, pero, sin saber cómo hacerlo, su hermanito entra por la puerta a toda velocidad, completamente emocionado.
– ¡Ya se! ¡Ya sé cómo acabar con todos tus problemas!
– ¿Cuál? –Voltea los ojos para arriba esperando alguna respuesta estúpida.
– ¡Volvamos al sitio donde todo empezó y simulemos que me salvas! –Respondía orgulloso de su ingenio
Andrés se sienta en su cama sorprendido, dicha idea no sonaba tan mala.
– Ey, eso no se escucha tan tonto.
– Lo sé, lo sé, como tu mente va a crear la idea de que me salvaste, dejaras de sufrir esas pesadillas. –Se daba ínfula de genio.
– No puedo creer que hayas tenido esa idea. –Se levanta de un salto de la cama y abraza a su hermano contento.
– Lo que sea para ayudar a mi hermano.
Andrés procede a desordenar todo en el cuarto en busca de dinero, que va encontrando paulatinamente abriendo cajones, agitando cuadernos y metiendo la mano dentro de sus pantalones sucios.
– Esto debe ser suficiente para un viaje de ida en bus. –Contaba el dinero detenidamente.
– ¿Cuándo iríamos al rio?
– Ahora mismo, quiero librarme de esto lo antes posible. –Se ponía la primera ropa que encontraba en su desordenado armario.
– ¿No le avisarás a mamá que vas a salir?
– ¡No! –Voltea a verlo de forma atemorizante– ¿Tú crees que mamá me dejaría salir un martes, a estas horas, a un rio peligroso donde murió uno de sus hijos?
Su hermanito solo lo miraba sabiendo muy bien cuál era la respuesta.
– ¡La hora! –Mira su reloj percatándose del tiempo– ¡Sino nos apuramos perderemos el ultimo bus, vamos salgamos rápido, no te tardes! –Salía corriendo, su hermanito lo seguía por detrás como si de una sombra se tratara.
En cuestión de unos pocos minutos estaban fuera de la casa, Andrés corriendo y su hermanito girando las ruedas de su silla los más rápido que sus brazos se lo permitían, fue cuando cerró la puerta de la casa, que su madre se percató que su hijito había salido, no le dio tiempo de preguntarle a donde se dirigía o que iba a hacer.
En la parada, Andrés estaba sentado deseando que el ultimo bus no hubiese pasado todavía, apenas podía mantenerse quieto, cruzaba las piernas, se acomodaba el cabello, volteaba hacia los lados queriendo ver algún bus acercarse, su hermanito estaba más tranquilo, al notar aquella impaciencia decide preguntar.
– Estas muy emocionado por esto, ¿verdad?
– Si, este podría ser el fin de noches llenas de pesadillas, por fin dejar de ocultar estos problemas para que no piensen que estoy loco y me lleven a algún psicólogo para que me hipnotice o alguna tontería así. –Vuelve a asomar la mirada para ver si algún bus se aproxima– Podré decirle adiós a todo esto, despedirme de…
– De mí. –Su hermanito lo interrumpía con un tono que se escuchaba triste, y lo miraba con una mirada desalentadora.
– No… No te pongas así, tú de verdad no existes, solo eres un invento de la culpa que me carcome desde hace cuatro años, tú no eres real –Decía estas palabras más para el mismo que para quien supuestamente estaba hablando, su hermanito– Además, la idea fue tuya. –Tomaba un carácter más fuerte.
– Lo sé, es solo que la idea de desaparecer me da mucho miedo, yo ni siquiera sé si soy real o no, me gusta pensar que fuera como fuese, el que tú estuvieses vivo me mantenía a mí también así.
Los dos se quedaron viéndose, pero, ninguno se animó a soltar alguna lágrima u alguna otra palabra.
– Por lo menos, esta vez si podré despedirme…. Será lindo. – Su hermanito intentaba sonreír, algo que conmovió a Andrés.
El bus llegó y ambos lo abordaron, como estaba vacío Andrés no tuvo problemas para escoger asiento, decidió sentarse en uno de los primeros puestos, su hermanito se colocó a su lado diciendo “Lo bueno de ser un fantasma es que puedes pasar sin pagar”. Andrés, quien empezó a cuestionarse si estaba haciendo lo correcto, se sentía cada vez más relajado, sus ánimos calmados hicieron que recobrará el sueño que no había conciliado la noche anterior, poco a poco y sin poder evitarlo, se quedó dormido.
El sueño del quinceañero al principio fue el recuerdo de cuando tenía ocho años y su hermanito cuatro, ambos estaban en la casa de su difunta abuela, a los dos les gustaba mucho ese sitio debido a los grandes árboles y la extensa vegetación que había a los alrededores, era un lugar perfecto para buscar aventuras o imaginarlas. El momento exacto que recrea, fue una tarde cuando los dos estaban intentando trepar un árbol, el más grande de todo el patio, Andrés lo logro después de algunos minutos de intento, mientras, que su hermanito por más que lo intentaba no podía por su corta edad, lo que genero burlas de parte de su hermano mayor, lo más cerca que estuvo el infante de trepar el árbol fue cuando se abrazó del tronco viejo, no tardo en resbalarse, cayendo al piso nuevamente, provocando raspones en su cuerpo y más burlas por parte de Andrés; El hermanito soltó llantos de frustración tan grandes que llamaron la atención de su abuela, una anciana con carácter típico de los que se criaron en los rudos tiempos de antes. La abuela al llegar a la escena y ver lo que estaba pasando, le gritó a Andrés que bajara inmediatamente de la rama en la que estaba sentado mientras tomaba a su hermanito en brazos. Una vez que Andrés ya estaba en el suelo, empezó a regañarlo fuertemente, los reclamos no parecían parar, y las bofetadas no se hicieron esperar, antes de volver a la casa para curar los raspones de su hermanito, le dio un gran consejo: “Él es tu hermano menor, es tu responsabilidad cuidarlo y velar por su bien, tú eres al que más necesita y necesitará así que será mejor que hagas bien tu papel o te castigare”. Su sueño lo lleva ahora tres años en el futuro, cuando contaba con once años, su abuela ya había fallecido por causas naturales. Sus padres para celebrar el inicio de las vacaciones los llevaron a un río que quedaba cerca de la ciudad, fue una tarde tranquila en familia hasta que decidieron bañarse, ese preciso momento ocurre demasiado rápido o al menos, así lo recuerda Andrés, el primero en entrar es su hermanito, estaba emocionado y contento, lo que no se esperaba era que la corriente de un momento a otro se volvería realmente fuerte, arrastrándolo hacia una zona llena de rocas con las que se golpeó y batuqueo bastante, de la impresión Andrés se quedó impactando, viendo todo lo que pasaba frente a él, llegó un momento en el que cuerpo de su hermanito dejo de luchar contra la corriente, dejo de gritar por ayuda y de llorar, solamente se hundió, fue allí cuando Andrés se acercó, estaba muy temeroso y apenas toco el cuerpo inerte en el agua, de la nada sale su abuela del fondo del agua, con una delgadez enfermiza, con tajos de piel azulosos luchando por mantenerse guindando en los huesos y una expresión de ira, de odio puro, una figura maternal como lo es una abuela, que debería expresar tranquilidad y amor, ahora transmitía todo lo contrario. Agarró a Andrés de los hombros acercándolo a ella de forma violenta y gritándole con una voz que parecía salir de una garganta llena de agua: “¡Te dije que lo cuidaras!” Era esta la pesadilla que ha estado atormentado a Andrés en los últimos años.
Despierta de golpe, acompañado con un pequeño grito que ahoga enseguida. Asusta a su hermanito y al conductor.
– ¡Es aquí! –Comenta su hermanito.
El conductor detiene el bus, se voltea y pregunta:
– ¿Qué es lo que paso?
– Aquí es donde nos tenemos que bajar. –Dice el hermanito mirando en dirección a Andrés.
– Aquí es donde nos bajamos…Me bajo –rectifica algo confundido, se levanta yendo hacia la puerta.
– Es un lugar muy extraño para bajarse solo, y más en la condición en la que estas, pero, es la última vuelta y tengo muchas ganas de ir a casa así que adelante. –El inconsciente chofer lo deja salir sin ninguna protesta.
Ambos empezaron a andar en un camino corto pero muy estrecho, presento una dificultad mayor a su hermanito ya que la maleza y algunas ramas se quedaban atoradas en las ruedas de su silla, les tomo un tiempo, pero, ya estaban en el rio donde la desgracia habia ocurrido.
– Bien, ve al agua, cuando la corriente empiece a aumentar, saltaré y te salvare.
– Ok, me parece bien. –Su hermanito le obedece.
Se quedan esperando unos cuantos minutos hasta que se percatan que la corriente se ponía cada vez más intensa, Andrés no perdió ni un segundo y se zambulló, para su mala suerte, unos gritos se empezaron a escuchar desde el caminito, era su madre que llegaba justo en ese momento crucial, “Maldita sea” fue lo único que pensó y que salió de la boca de Andrés, la mujer, cuando vio a su hijo en el agua le ordenó de inmediato que saliera, los dos obedecieron, cabizbajos fueron guiados por su madre al auto para llevarlos devuelta a su hogar.
– ¡Esto fue una completa inconciencia, estaba preocupada, no sabía a donde carajos fuiste, me tuve que pasear por todo la ciudad antes de venir aquí! –Se colocaba roja de la furia, le daba pequeños golpes al volante.
– Perdón mamá. –respondía Andrés fastidiado.
– No fue…
Ambos responden casi al mismo tiempo, solo que el hermanito fue interrumpido por su madre, cortando la oración que apenas estaba empezando.
– ¡No quiero excusas ni justificaciones, fue una estupidez y punto! ¡No se diga más! –Apretaba con fiereza el volante del carro.
– ¿Para qué le respondes sino puede escucharte? –Pregunta Andrés mirando a su hermanito y frunciendo el ceño.
Un levantamiento de hombros es la única respuesta que recibe.
Una vez en casa, se dirigieron derecho a la habitación, la frustración de Andrés era difícil de ocultar, apenas la puerta se cerró empezó a tirarlo todo, golpeaba la pared y a maldecía a diestra y siniestra, su hermanito temeroso intentaba tranquilizarlo diciéndole que guardara la calma.
– ¡Para ti es fácil decirlo! –Lo aprieta de los hombres– ¡Tú no sabes lo horribles que es vivir con estas pesadillas, con estas ilusiones que te atormentan cada maldito día! ¡Y todo porque no fui un buen hermano! –Lo tira al suelo.
– ¡Si se cómo se siente! –Grita, empezaba a llorar– ¡Lo sé, porque yo soy el que está alucinando! ¡Tú no eres real, tú fuiste el que murió en el rio al intentar salvarme!
El hermanito de Andrés se encontraba solo en su habitación, tirado en el piso, gritando y sollozando, lamentándose de que su intento de suicido causado por las alucinaciones que sufría, generadas por el estrés post traumático, había fracasado. No tardó mucho tiempo para que entrara su madre preocupada.
– ¡¿Qué te paso?! ¡¿Qué tienes?! –Al verlo tirado en el piso, se abalanza sobre él, abrazando a su hijo de once años.
– Mami, ¿Por qué no pude ser yo el que murió hace cuatro años? ¿Por qué tuve que ser tan estúpido, tan débil y hacer que… fuera a rescatarme haciendo que se muriera? ¿Por qué? ¿Por qué ¿Por qué? –Se lamentaba llorando en su regazo.
– No digas eso… tienes que dejarlo ir, ya eso paso, para eso son tus pastillas, por eso es que tienes que tomártelas. –Abrazaba con más fuerte al pequeño, besándolo en la cabeza, buscando consolarlo de alguna forma.

¿Navidad?

Aquella mañana todo fue bastante normal, el chico se despertaba, planificaba todo lo que iba a hacer durante el día, se levantaba dispuesto a cumplirlo y terminaba procrastinando hasta el anochecer, cuando el sol se ocultó fue que decidió ponerse manos a la obra en todas las labores que quería realizar, para su desgracia, no podría hacerlo, por lo menos, no esa noche.
Su madre le aconseja bañarse y ponerse la prenda mas bonita que encuentre en su armario para la cena, «¿Por que?» Preguntaba el muchacho para el mismo, después de pensarlo un rato, logró encontrar la respuesta, era 24 de diciembre, una fecha que el recordaba especial, pero, otra vez, ¿Por que? Se metió en el baño y el agua de la ducha lo ayudo a reflexionar y a recordar vagamente… Cuando era niño, no solo el ultimo 24 del año era especial, todo el mes de diciembre lo era, desde finales de noviembre nacía la emoción; Lo único fastidioso era las idas a las tiendas a probarse y comprar ropa, lo detestaba, de resto, todo le resultaba increíble, despertarse un día y quedarse viendo especiales de y películas en la televisión, otro día salir a la calle, con el cielo nublado y el viento pegando fuerte en la cara, a jugar con sus vecinos, no hay que olvidar los viajes para visitar a la familia, lo que significaba mas salidas a jugar, ver mas especiales de navidad, y agregarle, comida muy sabrosa. El… ¿26? ¿27? ahm, el 25 saltaba de la cama para revisar el… ¿Arbolito? En busca de… ¡Regalos! El juguete que había pedido en una carta aparecía mágicamente, la cosa no terminaba ahí, para el 31 habría otro viaje, vería cohetes, muchos fuegos artificiales que producían luces con colores hermosos, colores que hacia tiempo no veía. Era como si, por un mes todo fuera perfecto.
El agua de la regadera le seguía empapando todo el cuerpo, pero, estaba tan inmerso en sus pensamientos que se había olvidado por completo de eso y del tiempo que llevaba ahí adentro, su madre empezó a gritarle para que saliera del baño, pero, el solo seguía preguntándose cómo todo había podido cambiar así, hasta dudaba si esos recuerdos eran de verdad o solo los había inventado, hace años que no viajaba (Por falta de dinero y de transporte) la televisión seguía con su programación monótona y estupidizante, inclusive, el clima parecía ser cómplice de todo esto, hacía el mismo calor de todo el año. El solo estaba ahí, aferrándose a esos ya lejanos y muy borrosos recuerdos,queriendo que fuesen ciertos, no quería volver a olvidar lo que alguna vez fue la época mas hermosa del año, la navidad.

Realidad.

Creo firmemente que lo mas importante al momento de enfrentar cualquier cosa es aceptar la realidad, sea la circunstancia que sea o cual sea la etapa que se esté en la vida. Lo primordial es ver cual es la verdad, un ejemplo bastante simplón, pero, típico, es el de que la pareja ya no te ama, en vez de sufrir, hacer mil y una mentes de: «¿Que fue lo que pasó?» de como hacer que vuelva, acéptalo, el o ella ya se fue, tomo su propio rumbo, ¿Ahora que? Pues, ver que cosas de tu actitud o personalidad quisieras o sientes que debas cambiar para que no te vuelva a pasar; sin victimizarse, sin sufrir, no hay nada mas sano que aceptar los defectos o deficiencias de uno mismo para solventarlas y mejorar, siempre y cuando sea por motivación propia,y,no cegado por una ilusión, que, como todas, resulta ser falsa, causando mas daño.

En mi caso, algo que siempre me ha causado bastante vergüenza e incomodidad es mi forma de hablar, el tener dificultades al momento de expresarme verbalmente a sido uno de mis temores desde siempre, esa molestia de que no se te entienda lo que dices y tengas que repetirlo, o, trabarse tres, cinco y hasta diez veces, es realmente fastidioso, y mas, vivir con ello la mayor parte de tu vida, ¿Como supere eso? Aceptándolo, diciéndome a mi mismo: «Tengo este problema, nadie me entiende, no se como tener una oratoria adecuada, voy a hacer ejercicios de respiración, trabalenguas y alguna otra actividad que encuentra para superarlo» Apenas lo estoy empezando, pero, siento que ya he progresado bastante, fue cuando deje de huir de eso, de negar la realidad y enfrentarla, que está empezó a cambiar para mejor. Me tomo 19, casi 20 años darme cuenta de eso, que los problemas o dificultades no se irán con el paso del tiempo, eres tu el que lo resuelve, y el tiempo con el que lo hagas no es importante con tal y se logre.

Esto también va para los que no aceptan su cuerpo,mírense en un espejo, pregúntense «¿Que no me gusta de mi?» (Ya que la inmensa mayoría tenemos algo que quisiéramos cambiar de nosotros mismos, no veo porque negarlo)No se sientan mal, no entren en pánico ni se crean inferiores a otros, acéptenlo y busquen alguna manera de cambiar ese algo, cambien la realidad a una que de verdad les guste. No se hundan, busquen como salir de donde están.

Dense cuenta del poder que tienen, cada quien vive como quiere. Siempre y cuando no moleste a alguien mas, modifiquen cada aspecto de su vida, su mundo, su realidad (Como quieran llamarlo) a su gusto, después de todo, es únicamente suyo.

El vil egoísmo que otra vez triunfo.

Hoy una incógnita me ha perseguido: «¿Acaso mi país algún día saldrá de la maldición que es el socialismo?» Son mas de dos décadas de la degradación social provocada por los izquierdista, y, en la actualidad, está mas fuerte que nunca.

No veo ninguna esperanza, todas ellas murieron desde hace ya bastante tiempo, el único camino que veo factible es el de huir; las malas decisiones que tomaron mis padres y mis abuelos ahora repercuten en mi. Con esta decisión vienen muchísimas mas preguntas, «¿Cuando será el momento idóneo?»  «¿Estoy preparado para un cambio de tal magnitud?» Se que no soy el único que sufre de estos pensamientos, que como yo, hay muchísimos mas jóvenes que se plantean lo mismo cada día, cada día que está siendo perdido, en esté país las horas que pasan no son mas que una perdida de una sociedad, de una juventud, que no ve un futuro prometedor y que vive en la resignación de este hecho.

Las ganas de empezar una revolución no faltan, me siento realmente inconforme e inútil por quedarme en casa sin hacer nada, creando miles de ideas… Todas ellas inmorales para poder salir del hueco en el que nos metieron, para mi, ninguno merece el perdón. Estoy en contra de la violencia a excepción que sea complemente necesario; no me siento cómodo con la idea de tener armas, ni siquiera de controlarlas, pero, si me dan la oportunidad, iría sin dudar a usarlas contra de aquellos cerdos, después de todo… Es mejor morir como rebelde que vivir como esclavo y no me importaría morir con tal y haya sido un grano de arena para acabar con los que dicen «Luchar por la igualdad» y lo único que hacen es matar. Al final,de una forma bastante irónica, si cumplen con lo que dicen, ya que todos somos igual de miserables, desde los que tienen una mirada vacía hasta los que fingen una sonrisa. También han hecho un gran trabajo para la debacle social, tanto, que han hecho que un pacifista quiera levantarse en armas contra ellos, es horrible todo lo que provocan, todos los sentimientos que generan que solo llevan a la guerra, tanto en la tierra como interna.

¿Cuando llegará el día en el que no solo mi país, sino, que el mundo entero se de cuenta que no necesitamos de jefes de estado, de altos mandos que nos dominen y nos hagan presa de la estabilidad? Que la ideología roja deje de expandirse y que se entienda que lo único con lo que se tiene que vivir, es con el respeto hacía los demás y hacia uno mismo… Estoy seguro que eso jamás lo verán mis ojos, pero, soy un soñador, siempre lo he sido y siempre lo seré, uno de esos sueños mas grandes, es que las personas se alcen, que dejen de lado cualquier clase de creencia y vivan en paz, sin que nadie los domine, sin que nadie los controle e ilusione; que todos vivan para si mismos sin dañar a otro, y que cada quien conviva sin que nadie de arriba provoque desgracias. Jamas pasará y ni siquiera estoy seguro que el ser humano pueda llegar a eso, pero, con una vida llena de crisis, es mi consuelo pensar en ello.

 

Patricia Ortiz.

La primera pregunta que me hiciste fue «¿Que es lo que mas destacas de mi?»

Aparte de tu altura diminuta, esa capacidad que tienes de soñar en grande.

La estatura se quedo pasmada por tus ganas de salir adelante.

La segunda: «¿Cuales son tus talentos?» Algo que ya deberías conocer.

Pero, si se te olvida, aquí quedará para mañana, la próxima semana, en un mes o en los próximos años, no importa cuando, solo recuerda que tu mano es capaz de dibujar grandes paisajes y personajes.

Aún quedan mas, pero, tu habilidad para dibujar es la mas bonita a resaltar.

Y espero que esta ultima respuesta te sirva como consejo.

A veces caes, te desanimas por cosas de la vida.

¿Las cuentas? Ya se pagaran,

¿Alguien a quien extrañas? Con un gran esfuerzo volverás a tenerlos cara a cara.

¿No encuentras alguna pareja? No necesitas a otra persona, el que sea ya llegará y si no llega a pasar, siempre tendrás a un patiño que te contestará los mensajes, a un perrito que se alegre cuando llegues de donde trabajes, pero sobretodo, alguien a quien verás cada vez que te pongas  frente al espejo, esa persona es la única a la que tienes que darle todo tu amor y atención.

Si se preguntan cual era la ultima pregunta… Es: «¿Que es lo que te gustaría que cambie?»

Posdata: Para mi amiga que aunque está lejos desde hace tiempo, seguimos viendo la misma luna latinoamericana.

 

Consejo del espejo.

Seré directo en todo lo que te diga, la base de todo lo que pienso en cuanto al amor se fundamente en mi creencia de que ninguna persona es 100% fiel a otra, siempre habrá una mirada, un pensamiento, alguna reacción, o, curiosidad, que haga desear a alguien mas.

No quiero creer en un «para siempre» o en un «Todo estará bien porque lucharemos juntos».

No quiero creer que alguien es especial porque nadie lo es, si, todos somos distintos pero nadie destaca; nadie cuenta con alguna característica que lo haga superior, no existe alguien que sobresalte.

No quiero creer en el amor, ya sea, en un amor platónico o en un amor eterno; No quiero creer en ninguna clase de ilusión, porque por mas bonita que sea, lo único que hace es desviarnos de la realidad.

Creo únicamente en mi,en mi individualismo, deja de temer a los caminos solitarios, ya que al final, estos son los que nos hacen realmente fuertes, son los que nos hacen crecer.

El único termino denominado «amor» que deberías tener es hacia el «yo» como individuo, pero claro, siempre respetando la existencia de los demás, sin buscar pisotear alguien. La idea no es odiar, sino, abandonar las ilusiones, dejar de amar.

Deja de vivir para otro y vive para ti.

Una tarde en el balcón.

La vida es más que el culto a algún Dios.

La vida es más que un empleo.

Es más que un título.

Es más que una noche de fiesta.

La vida es más que el amor momentáneo de alguna pareja.

La vida es simplemente vivir.

Puedes sentirte vivo estando acostado en un banco, con la mirada hacia el cielo.

Ver como las hojas de los árboles se mueven con la brisa.

Y ahí, entender que la vida va más allá de ti y de mí.

La vida es algo inexplicable.

Es el cielo azul, es cada nube pasajera.

Es cada estrella que brilla de noche, que no solo tú, sino, que otra persona, en otro lugar y en otro tiempo pueden ver y sentir que están viviendo.